lunes, 4 de octubre de 2010

BIOGRAFIA JUAN DIAZ DE SOLIS

Juan Díaz de Solís.


Desconociéndose detalles de su fecha y lugar de nacimiento, así como otros antecedentes, Juan Díaz de Solís aparece en la Historia a raíz del fallecimiento de Américo Vespucio, en el año 1512, lo que motiva que el Rey Fernando V de España lo designe para sustituirlo, en el cargo de Piloto Mayor del Reino.

Vespucio había realizado varias expediciones de exploración de las tierras descubiertas por Colón, siendo el primero que expuso la teoría de que se trataba de un nuevo continente y no de las Indias - a raíz de lo cual el continente lleva su nombre. Ello generó el interés por encontrar un pasaje por mar a través del nuevo continente, que condujera hacia las tan deseadas “Islas de la Especiería”; por lo cual se esperaba que si se continuaba explorando podría encontrarse ese paso.

De tal manera, la Corona española encomendó a Solís comandar una expedición que exploraría las costas americanas en busca de ese pasaje hacia el Océano Pacífico en aguas calientes. La expedición partió del puerto de Sanlúcar de Barrameda - ubicado en la provincia de Cádiz, en la desembocadura del río Guadalquivir, sobre el Atlántico - el 8 de octubre de 1515. La componían tres carabelas, que cruzando el océano alcanzaron las costas del Brasil en febrero de 1816.

Navegaron bordeando la costa y penetrando en todas las posibles entradas hacia el interior del continente, en busca del ansiado pasaje hacia el Mar del Sur. Así llegaron al Río de la Plata, que Solís denominó “Mar Dulce” a causa de su salinidad muy inferior a la del océano y al desconocer que en realidad se trataba del río más ancho del mundo.

Costeando la orilla norte del río, Solís descubrió y designó con sus actuales nombres, diversos accidentes geográficos, tales como el Cabo Santa María (en el actual Departamento de Rocha, puerto de La Paloma), y las islas de Torres, Martín García (nombre de un integrante de la expedición que falleció allí) y San Gabriel, frente a las costas del actual Depto. de Colonia.

A los efectos de tomar posesión de las tierras costeras descubiertas, a nombre de la Corona española, Solís desembarcó en una bahía que podría ser la de Montevideo o la de Maldonado, lugar al que denominó Puerto de La Candelaria. De tal manera, si bien se cree que antes de Solís había llegado al Río de la Plata el propio Américo Vespucio, se considera a Solís como el descubridor del mismo y primer explorador de los territorios del Uruguay actual.

También desembarcó Solís, con algunos de sus hombres, en las costas del actual Depto. de Colonia, frente a la isla de San Gabriel. Allí fueron sorprendidos por una partida de indígenas, presumiblemente charrúas, generándose un combate en que tanto Solís como varios de sus compañeros resultaron muertos. Por ese motivo, el Río de la Plata fue conocido por los españoles como “Río de Solís”, por lo menos hasta el año 1527 en que arribó a la zona la expedición de Sebastián Gaboto.

HISTORIA TEATRO SOLIS

Teatro Solís remodelado.jpg

Concepción del proyecto
El 25 de junio de 1840 se conforma en Montevideo una sociedad de accionistas, que estaría dedicada a la construcción y empresa de un teatro en dicha ciudad. La misma fue fruto de la iniciativa de Juan Miguel Martínez y Antonio Rius,[4] a quienes se les incorporarían posteriormente Vicente Vázquez, Luis Lamas, Juan Benito Blanco, Ramón de Artagaveitía, Manuel Herrera y Obes, Juan Miguel Martínez, Francisco Farrial —o Farías, según otras fuentes y Florentino Castellanos. Todos ellos formaban la Comisión Directiva de una sociedad que llegó a agrupar a 156 empresarios en total.
La primera reunión de la Empresa para un Nuevo Teatro en Montevideo —tal su denominación—  se llevó a cabo el 16 de junio de ese mismo año, en donde se fundamentó la construcción del novel recinto cultural como una expresión de un libre espíritu empresarial, el cual se preocupó de proveer a la sociedad del naciente Estado Oriental del Uruguay de un «Teatro que esté en armonía con la prosperidad y la riqueza de la República», justificándolo como «una necesidad indispensable para nuestra sociedad, a la altura que ha llegado su ilustración y comercio».
Al margen de la intención manifiesta de dotar a Montevideo de un teatro de grandes proporciones para su medio —recuérdese que la ciudad tenía por entonces 40.000 habitantes, y la única sala teatral era la Casa de Comedias inaugurada en 1793—, se interpreta asimismo esta iniciativa como una evidente necesidad por parte de las altas esferas de una sociedad emergente, de ejercer un protagonismo social y político en la misma. Los actores públicos que constituían esta clase no se relacionaban con sus homónimos privados, dado que se trataba de los mismos individuos; quienes cumplían funciones políticas en el nuevo Estado también constituían asociaciones civiles de índole cultural, científico o comercial. En ese marco, el nuevo teatro era considerado como una plataforma que propiciaba la socialización entre los miembros las esferas más poderosas de esa sociedad primigenia, permitiendo "ver" y "ser visto".
El teatro Solis es uno de los más antiguos e importantes de Suramérica. Su nombre viene del marinero que descubrió el Río ed la Plata, Juan Díaz de Solís, un español. Sin emabrgo, ha tenido numerosos nombres o apelativos durante su historia, como “Del progreso, del Sol...” Fue inaugurado en 1856, pero no se acabó completamente hasta unos 20 años después, cuando se comlpletaron los laterales. Desde ese momento, la sala ha acogido representaciones y actuaciones de todo tipo, ópera, lírica, teatro, conciertos... numerosas actividades en un enclave único de una singular belleza y con unas dimensiones impresionantes.
Se encuentra en la ciudad vieja de Montevideo y suele tener varias representaciones semanales de todo tipo y para todos los bolsillos.
Pero si uno no quiere ver ninguna obra o concierto, también hay visitas guiadas, con varios horarios al día. Los miércoles creo recordar que es gratis, el resto son unos 15 pesos.
El patio principal de butacas es enorme, con los palquitos alrededor formando la pared del teatro, en forma elíptica presidido todo por la gran lámpara del techo. En total, tiene 4 plantas más el patio.
La fachada principal es muy clásica, con un pórtico con columnas y la escalinata a sus pies. Sobrela entrada, en el friso, hay dibujado un gran sol.
Realmente merece la pena disfrutar de alguna obra en este teatro, todo un clásico de la cultura uruguaya y suramericana, y por donde han pasado y siguen pasando gran cantidad de artistas del país e internacionales de renombre.